En la mitología de la nueva era, antes de que las Orquestas afinaran sus instrumentos y los Comités erigieran sus burocracias, existieron leyendas forjadas en el crisol de la desesperación. Eran las primeras líneas de defensa de una humanidad moribunda, semidioses artificiales reunidos bajo estandartes de un solo color.


— “Naturaleza y Composición”

Los Batallones Sonáticos fueron las primeras organizaciones militares de élite formadas durante la Era de Reconstrucción, a menudo con un contingente de alrededor de mil miembros. Su composición era tan única como aterradora: estaban formados en su práctica totalidad por Soundkeepers, la primera y más poderosa generación de Compositores artificiales.

Estos batallones estaban repartidos por todo el globo, cada uno defendiendo los nacientes bastiones de civilización en lo que quedaba de Europa, Asia, América y Oriente Medio. Aunque a menudo divididos en subdivisiones más pequeñas, todos compartían el mismo juramento sagrado y desesperado.


— “Propósito y Deber”

Su misión era triple, y cada objetivo, una tarea hercúlea:

  1. Actuar como los primeros Comités de Defensa: Proteger los refugios de supervivientes, que más tarde se convertirían en Noctaras.
  2. Erradicar las Hordas de Oyentes: Ser la fuerza de choque que se adentraba en las ciudades caídas para purgar las amenazas más graves.
  3. Preservar el Equilibrio Acústico: La tarea más abstracta y peligrosa. Usar su inmenso poder para estabilizar la Sonata salvaje, prevenir anomalías y estudiar al enemigo para entenderlo.

— “Identidad y Cultura”

Cada Batallón era una hermandad con su propia cultura, filosofía y modus operandi, a menudo reflejando las tradiciones de la región que protegían. Su principal distintivo era visual y profundamente simbólico: un color.

Este color no era un mero uniforme; era su identidad. Se mostraba prominentemente en sus capas, gabardinas o en las placas de sus armaduras acústicas. Cada color representaba su doctrina y su estilo de combate preferido, convirtiéndose en un símbolo de terror para sus enemigos y de esperanza para los supervivientes. Hablar del "Batallón Blanco" en Europa era hablar de un sacrificio inquebrantable; mencionar al "Batallón Áureo" en el desierto era invocar una imagen de juicio divino.


— “La Extinción”

El fin de los Batallones Sonáticos fue tan trágico como su ascenso fue meteórico. Con la propagación de la Enfermedad Sonática Silente entre los Soundkeepers y la subsiguiente Gran Purga orquestada por los nuevos Comités, estas legendarias unidades se desmoronaron.