— “Descripción General”

La Cicatriz de Siberia es una herida autoinfligida en el rostro del planeta. Lo que una vez fue una tundra desolada es ahora un paisaje de pesadilla, un desierto de kilómetros de cristal negro y dentado que se alza hacia el cielo en formaciones antinaturales. El suelo no es de tierra ni de hielo, sino de este mismo material vítreo y resonante, que cruje y canta con el viento, produciendo una melodía etérea y enfermiza.

No es una Zona Muerta como los Polos. Aquí la Sonata no está ausente; está permanentemente rota. La partitura de la realidad fue "grabada" en un estado de perpetua disonancia, creando un ecosistema donde las leyes de la física son inestables y la vida, tal como se la conoce, es casi imposible. El aire brilla con una extraña luminiscencia sónica, y los campos electromagnéticos son tan caóticos que hacen que la navegación sea una sentencia de muerte.

— “Origen de la Anomalía”

La Cicatriz es el resultado de dos catástrofes superpuestas, separadas por décadas.

1. El Legado Pre-Sonático (El Incidente Tunguska-2): En las últimas décadas del viejo mundo, esta región remota albergaba una ciudad secreta neosoviética dedicada a la investigación de armas experimentales. Archivos desclasificados sugieren que estaban trabajando en una "bomba de resonancia subespacial", un intento primitivo y arrogante de crear un arma a partir de la física que aún no comprendían. El proyecto terminó en un desastre, un evento conocido en círculos de inteligencia como "Tunguska-2", que cristalizó una pequeña parte del área mucho antes de la llegada de la Sonata.
2. La Batalla de la Partitura Rota: Décadas más tarde, durante la Era de la Reconstrucción, la Cicatriz se convirtió en el escenario de una de las batallas más infames entre dos facciones rivales de Soundkeepers. Se sabe que una de las facciones, en un acto de desesperación final, utilizó una Partitura Rota de Nivel Octava, un Arpegio prohibido de un poder catastrófico. El resultado fue una explosión sónica conceptual que no solo expandió la cristalización original a miles de kilómetros cuadrados, sino que "fijó" la disonancia en el propio tejido del lugar para siempre.

— “Fenómenos Conocidos y Rumores”

• Los Ecos Cristalinos: La fauna y la flora que logran sobrevivir en la Cicatriz son aberraciones. Se habla de "lobos de cristal" cuyas pieles son tan duras como el diamante y cuyo aullido puede romper el acero, y de "bosques de agujas" sónicas, árboles de cristal que vibran con el viento, creando laberintos de sonido letales.
• Las Voces de la Estación Fantasma: Los pocos exploradores que se han acercado a los bordes de la Cicatriz informan haber captado transmisiones de radio fantasmales en lenguas del viejo mundo. No son ecos, parecen ser transmisiones activas, como si la antigua base militar neosoviética estuviera atrapada en un bucle temporal, repitiendo sus últimos momentos una y otra vez.
• El Corazón de la Cicatriz: Las leyendas dicen que en el epicentro de la explosión de la Partitura Rota, el instrumento o el Soundkeeper que la utilizó no fue destruido, sino cristalizado. Se rumorea que un inmenso cristal, del tamaño de una torre, yace en el centro, latiendo con un poder sónico corrupto. Este "Corazón de Cristal" es un objeto de obsesión para los cultistas y para los científicos.

— “Curiosidades y Archivos Clasificados”

• La Resonancia Única: El cristal de la Cicatriz posee propiedades sónicas únicas, y pequeños fragmentos son considerados de los materiales más valiosos y peligrosos del mundo. Se utilizan, de forma altamente ilegal, en la construcción de Instrumentos experimentales o, por parte de los Soundfeigners, para crear dispositivos de anulación de un poder sin precedentes.
• "El Síndrome del Cristal": Los supervivientes de las expediciones fallidas a la Cicatriz a menudo desarrollan una extraña aflicción. Pequeños cristales comienzan a crecer bajo su piel, sus cuerpos replicando lentamente la resonancia rota del lugar, en una versión aterradora de la Enfermedad Sonática. No existe cura conocida.
• Un Refugio para lo Prohibido: La constante interferencia sónica de la Cicatriz la convierte en el lugar perfecto para esconderse de la vigilancia de los Supresores Orbitales. Hay rumores persistentes de que facciones renegadas, quizás incluso descendientes de la antigua facción de Soundkeepers que ganó esa batalla final, han establecido bases secretas bajo la superficie cristalina.