"Somos el principio y el final de toda armonía."

— Lema no oficial de Nueva Babilonia

Tras el Gran Silencio, cuando las viejas naciones se desmoronaron en la cacofonía y la historia se detuvo, de las cenizas de Europa emergió un nuevo imperio. No se construyó sobre la tierra, sino sobre la promesa del orden. Se autoproclamó la heredera de toda la civilización perdida y el único bastión capaz de afinar un mundo roto: Nueva Babilonia.


— “Dominio Geopolítico y Territorial”

El control de Nueva Babilonia se extiende por la mayor parte de la Europa continental, aunque sus fronteras son fluidas, contrayéndose y expandiéndose en una guerra sónica perpetua. Su poder no se mide en territorio físico, sino en zonas de influencia armónica. Su dominio se consolida en torno a las Noctaras más antiguas y tecnológicamente avanzadas del planeta, como las de Berlín y Roma, que sirven como sus capitales gemelas: una militar, la otra cultural. Estas ciudadelas están interconectadas por una vasta red de Ecorrieles subterráneos y rutas de superficie fuertemente patrulladas.


— “El Guardián Celestial”

La soberanía de Nueva Babilonia está garantizada por su guardián en órbita: el Supresor Orbital W.A. Mozart. Siendo uno de los primeros en ser completamente funcionales, es venerado por la población como el "Escudo Celestial". Su capacidad para regular la Sonata a escala continental es la pieza clave que mantiene la estabilidad en la región, y se rumorea que su arma definitiva, el Ultima Ratio Sonus, solo ha sido utilizada una vez en la historia... oficialmente.


— “Estructura de Gobierno”

Nueva Babilonia opera como una tecnocracia militarista, un sistema gobernado por una trinidad de comités que mantienen un precario equilibrio de poder:


— “Fuerza Militar”

El poder militar de Nueva Babilonia es legendario. Sus fuerzas están entre las mejor equipadas y disciplinadas del mundo.