En el frío ecosistema de la Casa Volker, la supervivencia no se mide por la fuerza de la Sonata, sino por la pureza de la lógica. Su filosofía es una ley tallada en cada pasillo de sus dominios: la empatía es una falla sistémica, la emoción es una variable ineficiente, y la perfección se alcanza a través de la autonomía absoluta del individuo sobre su propia humanidad. El entorno familiar de los Volker no es un hogar; es un campo de pruebas hostil, una cacería silenciosa donde se beneficia no al más fuerte, sino al que es capaz de sacrificar a los suyos sin dudar. Y en esta brutal forja de voluntades, esmeraron cada recurso para crear a su heredera definitiva.
La llaman la mujer perfecta. Y su nombre, Freya, revela más de lo que a ella le gustaría: derivado de la antigua diosa nórdica de la guerra, la belleza y, sobre todo, la soberanía, es un título que grita poder y liderazgo innato.
Freya Volker es la encarnación del éxito de la filosofía de su familia. Es una mujer de una elegancia gélida, cuya sonrisa es un cálculo y cuya amabilidad, una estrategia. Detrás de sus múltiples máscaras de diplomacia y control, se esconde una estela de cadáveres políticos y ambiciones rotas, las de todos aquellos que se interpusieron en su camino hacia la cima. Para ella, la guerra no es una tragedia; es un negocio. Y la guerra silenciosa entre facciones humanas, la más rentable de todas.
Como una de las figuras más influyentes del Comité Administrativo, y posiblemente del Alto Consejo, Freya no se encarga de mantener la paz. Se encarga de gestionar el conflicto. Es la maestra titiritera que se asegura de que cada traición, cada conspiración y cada lucha de poder interna sea, en última instancia, beneficiosa para la agenda de la Casa Volker y la estabilidad de Nueva Babilonia, cueste las cabezas que cueste. Es la soberana de un imperio construido sobre la razón, y su trono descansa sobre los cimientos de una humanidad perfectamente suprimida.
**Alias: “**La Dama de Hierro”
Afiliación: Casa Volker
Rol: Heredera de la Casa Volker, Administradora Suprema (Título no oficial)
En el complejo tablero de ajedrez que es el poder en Nueva Babilonia, Freya Volker no es una pieza; es la jugadora. Como la heredera designada y la figura más poderosa de la influyente Casa Volker, Freya es la personificación de una filosofía donde el control es la única virtud. Aunque su título oficial dentro del Comité Administrativo es ambiguo, su autoridad es absoluta, una soberana sin corona cuya influencia se siente en cada decreto, cada asignación de recursos y cada silencio tenso en las reuniones de alto nivel.
Freya es una maestra consumada de la manipulación y la adaptabilidad camaleónica. Rara vez se presenta como la misma persona dos veces; en una reunión puede ser una diplomática encantadora y razonable, en la siguiente, una administradora fría y despiadada, y en una tercera, una estratega amenazante. Cada personalidad es una máscara, una herramienta cuidadosamente seleccionada para explotar las debilidades de sus interlocutores y avanzar en su agenda.
Esta adaptabilidad oculta una obsesión poco disimulada con el conflicto. Freya no busca la paz; la considera un estado de estancamiento ineficiente. Prospera en la tensión, la intriga y la lucha de poder, viendo cada conspiración como una oportunidad para reafirmar el dominio de su familia. Para lograr sus fines, tiene a toda la Tonstaffel a su disposición, utilizándola no como una simple policía secreta, sino como su ejército privado de espías, saboteadores y ejecutores. Bajo su dirección, la línea entre la política y la guerra en la sombra se desdibuja, haciendo que la honorable Casa Volker parezca más una organización mafiosa de élite que una familia de administradores.