El "Segundo Teatro" no es un lugar que figure en ningún mapa, ni una teoría aceptada por los Departamentos. Es un susurro. Un fragmento de conocimiento prohibido al que los pocos que lo conocen se refieren como "La Sonata Invertida". La mayoría duda de su existencia, y aquellos que la confirman, hablan de él con un temor reverencial.
En esencia, el Segundo Teatro es lo que queda del antiguo mundo.
Es el recuerdo moribundo de la atmósfera terrestre antes del Evento Sonático. Un plano conceptual donde la Sonata no existe, donde las reglas de la resonancia se desvanecen y solo queda el sonido común y la física de antaño. No es un lugar al que se pueda viajar, pues no existe en el plano físico de la misma manera que una ciudad o un continente. Es un concepto moribundo, una realidad paralela que se está desvaneciendo, el último eco de una canción que ya casi ha terminado.
El Segundo Teatro está a la vez en todas partes y en ninguna. Es la sub-resonancia silenciosa bajo el estruendo de la Sonata, la estática fantasma entre las frecuencias. Es el mundo tal y como fue, existiendo como una memoria espectral, una herida en el tejido de la nueva realidad.
Aunque es imposible "entrar" en este plano de forma convencional, su existencia no carece de consecuencias. Su presencia, ese vacío de Sonata, crea pliegues y anomalías en la realidad actual. Y ciertos individuos, por don, accidente o maldición, han aprendido a interactuar con él. El Segundo Teatro es la pregunta fundamental sin respuesta de este universo: ¿qué es más real, la canción que se está tocando ahora, o el silencio del que nació? Para casi todos, esta es una pregunta filosófica. Pero para unos pocos, es el arma definitiva.
En un mundo definido por la música de la Sonata, existen anomalías. Figuras que se mueven entre las notas, compositores que tocan una canción diferente. No son Soundbringers en el sentido tradicional. Son un contrapunto, una herejía. Son los Soundfeigners, los Farsantes del Sonido.
Un Soundfeigner es un artista con una máscara. Un Soundbringer invertido. Mientras un Soundbringer resuena con la partitura vibrante de la realidad actual, un Soundfeigner resuena con su ausencia. Su alma no está afinada a la Sonata, sino al vasto y moribundo silencio del Segundo Teatro.
En resumen, un Soundfeigner es un individuo cuya alma, por trauma, linaje o una extraña casualidad cósmica, está sintonizada con la "física" del mundo pre-Sonático. Obtienen su poder no de la manipulación de la Sonata, sino de la imposición del "sonido común" y la "normalidad" sobre ella. Son una antítesis andante, la encarnación del "viejo mundo".
Son la personificación de la nostalgia convertida en arma. Son un recordatorio aterrador de que el mundo anterior no murió del todo, y que sus fantasmas todavía pueden levantarse para silenciar la nueva música.