Era una noche oscura en el páramo de Nueva Babilonia, donde los ecos de la Sonata se disolvían entre las sombras. Darein caminaba por las ruinas, su paso errático dejando una estela de desdén por donde pasaba. No tenía rumbo, ni mucho menos propósito, solo un vacío que no lograba llenar. Había pasado días en las afueras de la Noctara, sin nada más que una sombra de su funda Mon'Erreur manifestada vagamente y una botella de alcohol que le robó a un oficial en una Noctara.
Esa noche, su instinto lo guió hacia un bar abandonado, una ruina de lo que había sido un refugio en los días antes del Evento Sonático. Lo que encontró dentro no era más que ruinas de una vida perdida, pero lo que más le interesó fue la botella de licor que brillaba en la oscuridad, como un tesoro olvidado. No pensó mucho en lo que hacía; simplemente, la destapó, y se dejó llevar por el alcohol. Poco después, el mundo a su alrededor se volvió un torbellino de risas, recuerdos borrosos y una confusión sin igual.
A medida que el licor lo envolvía, las voces en su cabeza comenzaron a mezclarse. Era él mismo hablando, pero también escuchaba fragmentos de sus otros yos. Un par de tragos más y Darein comenzó a caminar por la sala del bar con su voz alternando entre seriedad y sarcasmo. "Vaya, realmente soy una maravilla de la naturaleza", dijo, mirando su reflejo en un espejo roto. "¿Quién puede resistirse a una pieza tan fina de humanidad?"
Pero de repente, algo llamó su atención. Un sonido bajo y distorsionado, proveniente de una radio antigua que aún funcionaba en el rincón. La melodía que emitía era tan extraña, que ni siquiera Darein, con toda su experiencia, pudo identificarla. Era una combinación caótica de ondas sonoras que, al principio, parecían completamente aleatorias.
— "¿Qué rayos es eso? ¿Acaso la Sonata se cansó de sus propios juegos?" — se preguntó, mirando con cierta desdén la radio.
Fue en ese instante que un susurro distante comenzó a filtrarse, como si alguien intentara hablarle a través de la radio. Darein arqueó una ceja, preguntándose si el licor lo estaba haciendo oír cosas.
— "¿Me estás llamando? ¿Una comunicación desde el otro lado? ¿Qué es esto, una broma cósmica?" — se dijo a sí mismo, mientras hacía un gesto como si estuviera en plena conversación con la nada.
El sonido continuó, esta vez más claro, pero con una vibración que le erizó la piel. De repente, la voz en la radio cambió, como si estuviera distorsionada por un millón de frecuencias mezcladas. No eran palabras claras, solo fragmentos, pero había algo extrañamente familiar en ellos. "Darein..." El sonido resonó en su mente.
Darein, un tanto confundido por el alcohol, no entendió lo que sucedía.
— "¿Darein? ¡No soy el único que me llama así!" — se rió, poniendo su mano en su pecho de manera exagerada. "¿Quién más me llamaría por ese nombre? ¿O es que me siento tan importante que hasta las radios me buscan?"
De repente, el sonido cambió de tono, y la figura de Rhea apareció, de alguna manera, en la distorsión de la radio. Aunque no la veía claramente, sabía que era ella. Su voz había tomado una frecuencia que le era completamente ajena, pero que ahora se sentía como algo que había estado en su vida alguna vez.
El ojo de Darein se estrechó mientras escuchaba la voz de Rhea mezclada con las ondas, ahora más clara, tentadora incluso.
— "¿Sabes qué, Sirena? Tal vez has estado rondando mucho tiempo..." — comentó, sintiendo la extraña conexión. "No me sorprende que te intereses en mí. Después de todo, soy la joya perdida del pasado. Pero, ¿qué se supone que haces con un pedazo de la vieja humanidad como yo?"
La voz continuó, cambiando de nuevo, pero esta vez con algo más profundo en su resonancia. "Darein...", y entonces una melodía antigua comenzó a invadir el espacio, casi como si Rhea estuviera tocando las notas más suaves de una canción olvidada.
Darein se quedó callado por un momento, y la música siguió resonando. Algo en su interior cambió. ¿Qué era eso? ¿Por qué sentía como si conociera esa melodía? A pesar de sus constantes cambios de personalidad, un eco familiar le atravesó. No podía recordar si había sido de sus días de Batallón o si era solo una ilusión provocada por el alcohol.
"¿Te estás burlando de mí, verdad? Como siempre..." — murmuró, alzando la botella hacia la radio, como si le hablara a un viejo amigo. Y de alguna manera, en ese estado borracho, Darein sonrió, reconociendo que, por alguna razón inexplicable, se sentía como si ya la hubiera conocido en alguna otra vida, en otro momento, cuando todo aún tenía sentido.
Rhea continuó emitiendo la melodía, y en un momento, sus voces se distorsionaron suavemente, como si estuviera intentando pronunciar algo más. "Darein..." se escuchó una vez más, pero esta vez no estaba distorsionada, y la música pareció desvanecerse con ella. "Dari..."
Darein se quedó mirando la radio por un largo rato, antes de reírse en voz baja, como si finalmente hubiera comprendido algo que había estado oculto.
— "Así que lo sabías, ¿eh? Me has estado buscando... Y ahora te has topado con un viejo borracho."
La figura en la radio pareció desvanecerse entonces, dejando solo el eco de la melodía persistente.